El fútbol apasiona a millones de personas en todo el mundo. Muchos aspiran a convertirse en futbolistas profesionales, dedicarse a lo que más les gusta y disfrutar de la fama, el dinero y el reconocimiento que conlleva.
Sin embargo, no todos tienen el talento, la dedicación o la suerte necesarios para lograrlo. Algunos, en cambio, recurren a la mentira, el engaño y la estafa para hacerse pasar por lo que no son.
¿Te imaginás ser futbolista profesional sin jugar nunca un partido completo? ¿Te imaginás cobrar millones de euros sin tocar una pelota? ¿Te imaginás engañar a todo el mundo con tu currículum falso?
Bueno, eso es lo que hizo Carlos Henrique Raposo, más conocido como “El Kaiser, el jugador que nunca jugó”.
Su historia es una de las más increíbles y sorprendentes del mundo del fútbol, y también una de las más polémicas y controvertidas.
A continuación, te contaremos quién es Carlos Henrique Raposo, cómo logró engañar a todos, qué pasó con él y qué lecciones podemos aprender de su caso.
¿Quién es Carlos Henrique Raposo?
Carlos Henrique Raposo nació el 2 de julio de 1963 en Río Pardo, Brasil. Desde pequeño le gustaba el fútbol, pero no tenía ninguna habilidad para jugarlo.
Sin embargo, tenía una gran capacidad para relacionarse con las personas, especialmente con los futbolistas famosos.
Así, se hizo amigo de jugadores como Carlos Alberto Torres, Renato Gaúcho, Ricardo Rocha, Romário o Edmundo, que lo recomendaban a los clubes como un gran refuerzo.
Raposo se inventó un currículum falso, en el que decía haber jugado en el Independiente de Argentina, campeón de la Copa Libertadores y la Intercontinental en 1984.
Para demostrarlo, tenía una foto con la camiseta del Independiente, que usaba como prueba. Sin embargo, en la imagen aparecía Carlos Enrique, el Loco, (sin la H), un jugador argentino que sí había jugado en el equipo de Avellaneda, pero que no tenía relación alguna con él.
En aquel entonces, la escasez de tecnología dificultaba la verificación de su engaño. La información no estaba tan disponible como en la actualidad. No existían páginas web para informarse sobre el futbolista ni vídeos para observar sus presuntas habilidades.
Como fanático de la vida lujosa, el dinero y la fama, Carlos Henrique Raposo tenía en mente una profesión que cubriera todas sus expectativas. Su deseo era ser un futbolista de alto nivel sin tener que esforzarse por ello, y logró hacerlo realidad.
A pesar de su posición como delantero, carecía de instinto goleador, habilidades de desmarque o precisión en sus disparos. Sin embargo, logró triunfar gracias a su red de contactos, una excelente relación con la prensa y un carisma encantador.
¿Cómo logró engañar a todos?
Raposo tenía varias estrategias para evitar jugar y mantener su farsa. Una de ellas era fingir lesiones, que simulaba con mucha facilidad. Otra era provocar peleas o discusiones con los rivales, los árbitros o los aficionados, para que lo expulsaran o lo suspendieran.
También usaba la estrategia de inventarse ofertas de otros equipos, para que lo dejaran ir o lo prestaran. Y la última era sobornar a los periodistas, para que hablaran bien de él y lo elogiaran.
También se valía de su carisma, su simpatía y su buena presencia para ganarse la confianza de los dirigentes, los entrenadores y los compañeros. Además, se mostraba como un líder, un motivador y un consejero dentro del vestuario.
Así, lograba que nadie sospechara de su verdadera condición de impostor.
Raposo se ganó el apodo de “El Kaiser”, por su parecido con el legendario Franz Beckenbauer, el exfutbolista alemán.
También se le llamó el “Forrest Gump del fútbol brasileño”, por su capacidad para estar en el lugar y el momento adecuados.
Se le conoce también como el futbolista de farsa, por su increíble historia de engaño.
Su historia…
Con este engaño, Raposo consiguió fichar por varios clubes de Brasil, como Botafogo, Flamengo, Bangu, Fluminense, Vasco da Gama o América, y de otros países, como Puebla de México, El Paso de Estados Unidos o Gazélec Ajaccio de Francia.
Sin embargo, nunca llegó a jugar un partido completo, y solo disputó seis encuentros en toda su carrera, ninguno de ellos oficial. Tuvo una carrera de 13 años como futbolista profesional sin jugar y sin tener apenas habilidades con la pelota.
Su primer contrato fue en Botafogo. “Iba a los entrenamientos y a los pocos minutos de ejercicios me tocaba el muslo o la pantorrilla y pedía ir a la enfermería. Durante 20 días estaba lesionado. En esa época no existía la resonancia magnética”, recordó el brasileño en una entrevista con el sitio “Globo Esporte” después de su retiro.
“Cuando los días pasaban, tenía un dentista amigo que me daba un certificado médico con algún problema físico. Y así pasaban los meses. En Botafogo creían tener en mí un crack, y era objeto de misterio”.
Carlos Henrique Raposo
Después de estar sin jugar un tiempo, debía buscar nuevos horizontes para evitar levantar sospechas. Gracias a su carisma, logró establecer nuevas relaciones, entre las cuales se encontraba Renato Gaúcho, exjugador de la Roma y la Selección Nacional.
“Los jugadores lo sabían, pero todos eran amigos míos. Los periodistas (a los que pagaba para que le publicaran reportajes)… nadie me persiguió”.
Explica el propio ‘Kaiser’ sobre su particular habilidad para no jugar partidos.
“Engañé a los médicos. Hubo un tiempo en el equipo en el que militaba en el que realmente querían que jugara y tenía un amigo dentista. El presidente del club se me acercó y me dijo: “¡Tú nunca juegas!” Dije: “Tengo el informe médico aquí y finalmente descubrieron cuál es mi problema. Es un problema dental”. Era pura mentira”.
Relata Carlos Henrique Raposo
Los registros de la FIFA informa que estuvo en 11 equipos a lo largo de 16 años. En condiciones normales, un futbolista hubiera participado en al menos 600 partidos oficiales en ese tiempo. Sin embargo, Raposo aparece en el campo solo 14 veces, sumando unos minutos de juego. Un récord notable para un estafador.
Carlos es considerado el estafador más grande del fútbol brasileño tras casi tres lustros como futbolista profesional sin casi jugar un minuto, informó el diario ‘The Sun’.
“Soy el mejor futbolista que nunca jugó al fútbol… Me acosté con 1000 mujeres y fingí estar lesionado toda mi carrera”,
Reconoció Carlos Henrique Raposo
¿Qué pasó con Raposo?
Raposo mantuvo su mentira durante más de 20 años, hasta que en 2011, el programa Esporte Espetacular, del canal brasileño Rede Globo, reveló su verdadera historia.
Entonces, Raposo dijo que su único objetivo era ganar dinero y fama y admitió que había sido un farsante, pero se justificó diciendo que lo había hecho para vengarse de los clubes que engañaban y explotaban a los futbolistas.
También dijo que no se arrepentía de nada, y que había disfrutado de su vida como futbolista.
Su historia fue contada en el documental “Kaiser: The Greatest Footballer Never to Play Football (2018)”, de Louis Myles, que se estrenó en el Festival de Cine de Tribeca.
En el documental, aparecen testimonios de Raposo y de otras personas que lo conocieron, como sus amigos, sus ex compañeros, sus ex entrenadores y sus ex dirigentes.
“No sabía jugar ni a las cartas. Tenía un problema con la pelota”,
rememoraba Ricardo Rocha, el ex defensor brasileño y campeón de la Copa del Mundo de 1994, sobre Carlos Henrique Raposo, el jugador que defraudó al fútbol con su carrera profesional.
Actualmente, Raposo se dedica a ser entrenador personal, impartiendo clases en gimnasios y sigue viviendo en São Paulo, Brasil.
A pesar de haber sido un estafador, Raposo se ha convertido en un personaje legendario y admirado por muchos, que lo ven como un ejemplo de astucia, de audacia y de supervivencia.
Al concluir el documental, se muestra la vida actual del exjugador de fútbol.
A día de hoy, continúa firme en sus relatos y, tras el filme realizado sobre su historia, prosigue compartiéndolas con los medios que lo contactan.
Disfruta del interés que genera entre quienes desean conocer la historia del famoso estafador del fútbol.
¿Qué lecciones podemos aprender de su caso?
La historia de Raposo nos demuestra la importancia de:
• La honestidad: Raposo basó su carrera en la mentira, el engaño y la estafa, lo que le trajo beneficios a corto plazo, pero también consecuencias a largo plazo. Tarde o temprano, la verdad sale a la luz, y las personas que mienten pierden su credibilidad, su reputación y su confianza.
• La perseverancia: Raposo no tenía talento para el fútbol, pero sí tenía una gran perseverancia para conseguir sus objetivos. A pesar de los obstáculos, los riesgos y los fracasos, Raposo nunca se rindió y siempre buscó la forma de seguir adelante.
• La creatividad: Raposo fue un maestro de la creatividad, capaz de inventar y de adaptarse a cualquier situación. Raposo usó su creatividad para engañar y para escapar, pero también podría haberla usado para crear y para aportar. Por eso, es importante desarrollar nuestra creatividad y usarla para fines positivos, que nos permitan expresarnos, innovar y resolver problemas.
• La amistad: Raposo contó con el apoyo y la complicidad de muchos amigos, que lo ayudaron y lo protegieron en su aventura. Raposo supo cultivar y mantener esas amistades, que le dieron alegría y sentido a su vida.
¿Tuvo Consecuencias con la Ley?
No hay evidencia de que Carlos Henrique Raposo haya sido denunciado por fraude. Al contrario, su historia ha sido contada en un documental y en varios medios de comunicación, que lo presentan como un personaje curioso y legendario.
Raposo también ha admitido su engaño, pero lo ha justificado como una forma de venganza contra los clubes que explotaban a los futbolistas. Además, reiteró que no se arrepiente de nada y que disfrutó de su vida como falso futbolista.
Conclusión
Carlos Henrique Raposo es uno de los casos más curiosos y fascinantes del fútbol mundial. Su historia nos muestra cómo una persona puede llegar a engañar a todo un sistema, y cómo ese sistema puede ser vulnerable y permisivo ante el engaño.
Su historia también nos muestra cómo una persona puede tener una vida llena de aventuras, emociones y experiencias, pero también de riesgos, conflictos y arrepentimientos.
Su historia, en definitiva, nos muestra cómo una persona puede ser un héroe y un villano, un genio y un loco, un ejemplo y una advertencia.
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